La historia del reciclaje no es muy antigua. ¿Cuánto tiempo hace que reciclamos? ¿Diez, quince años?
Recordemos que en los 80, el reciclaje no existía. Muchas de nuestras calles ni siquiera tenían contenedores y había que dejar las bolsas de basura en plena calle, junto a la acera, al lado de la portaría.
Ahora sí, todos reciclamos…o deberíamos, claro.
Y tenemos muchos modelos de recipientes: el contenedor de vidrio, el azul para papel y cartón, el verde, el naranja y el amarillo. Incluso hay contenedores para las pilas.
Por ello, solemos asociar el contenedor a la basura, a lo que nos sobra. Y sin embargo, etimológicamente, la palabra contenedor es un adjetivo que significa: “lo que contiene”. Los edificios contienen espacio y contienen personas.
Con todo, la primera acepción de la RAE para la palabra contenedor es “Embalaje metálico grande y recuperable, de tipos y dimensiones normalizados internacionalmente y con dispositivos para facilitar su manejo”. ¿Es lo suficientemente recuperable como para poder usarse de otra manera? ¿Es lo suficientemente grande como para poder contener un museo, una vivienda o una iglesia?
Pues claro que sí. Por eso los contenedores marítimos llevan ya más de una década empleándose como objeto constructivo. A menudo en casetas de obra o pabellones temporales, pero cada vez con más frecuencia como elemento principal de edificios permanentes. Tiendas, bares y sí, también viviendas. Casas para vivir.
Leer más:
http://www.eleconomista.es/vivienda/noticias/6590510/03/15/Contenedores-maritimos-viviendas-recicladas-a-mitad-de-coste.html